La importancia de la Educación Emocional
El siglo veinte será recordado por los historiadores bien como la puerta a la liberación de la Humanidad o como el principio de una era de profunda oscuridad y esclavitud planetaria. Los grandes pensadores del siglo pasado abrieron una mirada al interior del ser humano como nunca antes se había hecho. La libertad del observador se multiplica de forma exponencial y surgen una gran cantidad de enfoques psicológicos y sociológicos que nos describen y explican desde muy diversas perspectivas: mecanicistas, funcionales, estructurales, cibernéticas, humanistas, existenciales, trascendentales,… La libertad de la mirada sobre nosotros y nuestras relaciones con el mundo alcanzan una riqueza terriblemente contrastada por las cotas de violencia e inhumanidad de las guerras, los abusos de poder y los mecanismos psicosociológicos de control de la población que continúan hasta este, bien comenzado ya, siglo veintiuno.
La, aparentemente eterna, al menos a escala humana, lucha de la libertad frente a la opresión entre hermanos, no ha cesado. Pero estamos en un momento excepcional, el mundo se ha hecho finito, lo global es un punto de inflexión ineludible. Y la Humanidad, al menos en las zonas del planeta donde tenemos algo de libertad de acción y expresión, está ampliando su Conciencia con pasos de gigante. Y para que este proceso de liberación continúe, la llamada “educación emocional” es un factor imprescindible entre otros muchos que deben suceder a nivel político, económico, energético, etc. Si no hay libertad dentro de nosotros difícilmente la tendremos en nuestra interacción con el mundo.
A qué llamo “educación emocional”
Como es lógico y bueno, hoy en día hay multitud de métodos a la hora de enseñar “educación emocional”. Algunos más pendientes de modificar la conducta, o en trabajar directamente con las emociones, o en la educación en valores y ética, más un largo etcétera. Todos ellos enfoques valiosos ya que los que formamos el colectivo humano tenemos diferentes niveles y estilos de conciencia pero el mismo derecho a la libertad, así que diferentes acercamientos son necesarios para que todos y todas podamos continuar nuestro proceso de desarrollo individual.
Al mismo tiempo, cada vez hay más escuelas, de las antes llamadas alternativas, con cada vez más demanda de los padres y madres para que sus hijos se eduquen de formas diferentes a las oficiales. Baste como muestra el excelente trabajo que está desarrollando la comunidad REEVO para quien quiera investigar en esta línea.
Mi enfoque, que es el de otros muchos sin duda, quiere ser integral. Así que para trabajar nuestra emocionalidad entiendo que hay que tener en cuenta todo el “sistema Ser Humano”, no podemos trocear en plan cientifista a un ser humano y pretender que siga siéndolo.
Este sistema se basa en la interacción de cuatro aspectos de nuestra condición de existir: cuerpo – emociones – mente – espíritu. Ninguno existe sin los otros y todos se influyen mutuamente creando así el ser complejo, holístico e inexplicable como un todo, que somos. Lo importante es entonces, conocer cómo funciona ese sistema para poder utilizarlo para nuestro bienestar y desarrollo.
Una buena introducción a este enfoque es el clásico “Educación emocional” de Claude Steiner. Aquí tienes un enlace a La Casa del Libro por si te interesa.
El sistema cuerpo-emoción-mente-espíritu
El cuerpo nos dice cómo estamos a través de las sensaciones corporales. Las emociones nos mueven en el fluir de la vida. La mente, realmente una parte específica de la mente, el Sistema de Creencias, nos hace de manual de instrucciones acerca de cómo funcionar, cómo responder en determinadas circunstancias. Y el alma, cuando tenemos acceso a ella, nos dice lo que es bueno para nosotros, lo que está alineado con nuestro propósito en la vida.
Sobre las sensaciones físicas se asientan las emociones provocando nuestros movimientos de cierre o apertura, de acercamiento a aquello que tiene nuestra atención en ese momento o de huída, y también cómo hacemos estos movimientos, agitadamente, con armonía, fluyendo, a golpes, desconfiando, con ímpetu,… Las emociones son como nuestra música y el cuerpo el instrumento que la expresa interna y externamente.
Y el puesto de director de orquesta lo ejerce nuestra mente, nuestro Sistema de Creencias (SC). El manual de instrucciones que se fue creando a través de las experiencias acumuladas en la vida desde, prácticamente, nuestra concepción. Son las conclusiones a las que llegó un niño, una niña, mezcladas con las opiniones de sus educadores, padres, maestros, guías espirituales, televisión, etc., y que nunca fueron puestas en duda ni revisadas.
Y como el cuerpo se cree todo lo que dice la mente, en las situaciones en que nuestro SC está alineado a nuestro favor, cuando nos da aliento, confianza, fuerza, permiso para actuar, etc., fluimos o afrontamos los conflictos vitales y prosperamos en la vida. Nos sentimos bien o, al menos, capaces de manejar las sensaciones corporales que genere el posicionarnos en ese conflicto en concreto. Pero en aquellas otras que el SC nos critique o nos haga creer que no podemos o no tenemos permiso para afrontar, surgirán sentimientos y sensaciones desagradables que serán como piedras en nuestro camino o, incluso, muros aparentemente infranqueables.
Desde este punto de vista, no puede haber “educación emocional” sin revisar el manual de instrucciones, la programación, que rige nuestras sensaciones físicas y, por tanto, nuestras emociones, y con ellas, nuestros movimientos en la vida.
En realidad la mente, en su acepción más amplia, no debiera ser la directora de nuestras vidas. A corto plazo y para cuestiones prácticas, bueno. Pero a la hora de saber hacia dónde queremos dirigirnos y las capacidades que tenemos para ello, sólo nuestra parte más profunda está capacitada para ello. Como decía Krishnamurti, “la mente es superficial, el Ser es profundo”. Pero la mente hace mucho ruido y hasta que no nos paramos y estamos profundamente en calma y nos ponemos en relación con esa decisión vital a la que nos enfrentamos ahora, no sabemos hacia dónde ni cómo.
Hasta que no se hace la Calma en el cuerpo, no viene la Claridad a la mente
En este sentido, la enseñanza de técnicas de silencio e introspección (meditación, presencia, yoga, taichí, etc.) se hacen imprescindibles si queremos cambiar nuestra forma de estar en la vida. Sin ir a la fuente, no hay alimento nuevo; los viejos pensamientos que algún niño que ya no somos o algún educador con sus propios prejuicios pusieron ahí y se repiten como si fueran ciertos, nos dan alimentos caducados, que quizá sirvieron en su momento pero ya no más en este presente.
Ámbitos y objetivos para la Educación Emocional
Desde mi punto de vista, la Educación Emocional debiera ser enseñada en los colegios desde el principio de la escolarización. Como recordaba al principio del post ya hay muchísimas iniciativas en marcha. Aquí puedes consultar un mapa de escuelas que sigue en constante ampliación.
También debiera enseñarse en Universidades de todo tipo, no sólo en las de humanidades. Y, por tanto, también al profesorado, para que puedan incluir estos conceptos de forma transversal en la enseñanza.
Y aún más importante, entre la población en general, a nivel familiar, con iniciativas promovidas desde los ayuntamientos e instituciones involucradas en el bienestar y progreso ciudadano.
Sólo a través de estas enseñanzas sería posible atender correcta y profundamente problemas tan graves e injustos, por su fácil prevención, como las enfermedades causadas por factores psicosomáticos, el dolor y las muertes causadas por la violencia de género, o la manipulación a la que nos vemos sometidos por la avaricia, la hipocresía y el abuso de los poderes fácticos.
A estos temas y a la explicación más amplia de este enfoque de la Educación Emocional estará dedicado en gran medida este BLOG. Así que te animo a que te suscribas a mis publicaciones si estás interesada, interesado. Gracias.
El pasado 30 de mayo di una charla sobre este tema en Sabiote (Jaén) dentro del ciclo de conferencias sobre desarrollo humano de La Hormiga Azul, aunque la grabación de la charla no es profesional, tiene la suficiente calidad como para que la puedas seguir, junto con otras charlas y ejercicios de introspección, aquí te la dejo en mi sección de audios.
Un abrazo y hasta el próximo post que hablaré, seguramente, del estrés, una respuesta biológica que puede convertirse en un serio problema si no sabemos cómo manejarlo.