El Niño y el Tirano
A nuestra vida de adultos nos traemos de la infancia muchas más cosas de las que somos conscientes.
De la infancia vienen, por supuesto, las características propias de los niños: la espontaneidad, la alegría de vivir, la risa fácil, la creatividad, la curiosidad, la capacidad de maravillarnos, las ganas de jugar y, si tenemos suerte y no lo hemos perdido por el camino, el disfrute de la inmediatez, la presencia plena en el aquí y el ahora. Todas éstas son algunas de nuestras capacidades innatas para estar bien en la vida. Conforman lo que podemos llamar el Niño/la Niña Interior Natural, natural porque está alineada con la vida.
Igualmente nos hemos traído lo que aprendimos por el camino: no sólo nuestros recuerdos sino también la forma en la que los pensamos y sentimos, esto es, las conclusiones que sacó y las decisiones que tomó aquel niño, aquel adolescente que fuimos, sobre cómo estar en la vida.
Dicho más fácil, nos traemos incorporado nuestro «manual de instrucciones», que nos indica qué hacer en qué ocasiones, qué merecemos y qué no, para qué sí valemos y para qué no, etc. Esta visión interna de nosotros mismos la tenemos tan asumida que la mayor parte de las veces surge en forma de respuesta automática, la aceptamos como parte nuestra, “yo soy así”, no nos paramos a reflexionar, no la ponemos en tela de juicio. Este es nuestro Padre Interno.
Si funciona como un Buen Padre nos ayuda en nuestro devenir en la vida aportando apoyo, protección y valoración. Nos da la confianza interior de saber que podemos superar los conflictos que se nos presenten sin dejar de ser fieles a nosotros mismos. Es un buen mentor en quien podemos apoyarnos para sentir confianza y tomar aliento para seguir adelante.
Pero si funciona como un Mal Padre que no sabe cómo cuidar o es directamente tóxico, lo que hace es, como poco, frenar nuestro avance o, en sus más perversas variantes, negarnos incluso nuestro derecho a estar vivos.
A esta parte de nuestro Sistema de Creencias que nos hace la contra, a veces sutilmente: «es por tu bien, mejor te callas», «vas a estar mejor si…», «oh, ni lo intentes, que no lo vas a conseguir y se van a reír de ti», etc.; y a veces de forma brutal: «mejor estarías muerto», «tu cuerpo es horrible», «más te valdría no haber nacido», etc. En ocasiones surge tan rápido en nuestra mente que casi ni la percibimos o si lo hacemos, la incomodidad física que provoca hace que miremos para otro lado inmediatamente.
A esta parte de “nuestra forma de pensar”, repito, yo la llamo el Tirano Interior. Porque no nos aporta nada el ir contra nosotros mismos en nuestra vida. No necesitamos un enemigo en casa. Y el Tirano es nuestro peor enemigo porque está íntimamente ligado al miedo a vivir, el miedo a ser plenamente nosotros mismos. Y al enemigo… ni agua. En muchas ocasiones funciona como un parásito mental familiar que va “heredándose” generación tras generación.
Hay muchos tipos de Tiranos, desde los insidiosos cansinos a los psicópatas homicidas, pasando por los seductores o los cizañeros envidiosos. Podemos incluso tener varios, que aparecerán según la ocasión. En un próximo post haré una Galería de Tiranos, como muestra de lo muy variado de la crítica interna que nos traemos de la infancia y la adolescencia, y sus distintos efectos sobre nuestro Niño/Niña Interior.
El Tirano siempre va asociado al Niño. Si el Niño, la Niña Interna, están bajo su crítica se descomponen, se pierden, y entonces funcionamos como un Niño Abandonado. Aun siendo adultos, caemos en el victimismo y tenemos comportamientos que no nos ayudan a resolver lo que tengamos delante en la vida en ese momento. O bien luchamos contra aquello o aquellos que sentimos nos reprimen externamente y sacamos al Niño Rebelde, que también nos crea problemas porque pone su energía en la dirección equivocada y los avances que consigue con su rebeldía por un lado se convierten en impedimentos por otro.
Cuando tenemos miedo, cuando sentimos rabia contra otros, cuando nos entristecemos, sin que haya un motivo real inmediato, el Niño y el Tirano están detrás de nuestra reacción haciendo tándem. El Tirano le susurra bajito al Niño alguna mentira malvada y éste se lo cree y se sale de su armonía, y a los tumbos nos va creando problemas en nuestra vida cotidiana.
Al Tirano lo podemos percibir de muchas maneras. En sus peores versiones lo escuchamos en nuestra mente regañando o amenazando. O podemos ver imágenes que nos cuentan la historia que el Tirano quiere que oigamos, con su moraleja y su “plan de acción” a realizar incluidos. Y si no somos conscientes de su mensaje, siempre podemos sentir sus efectos en nuestro cuerpo en forma de emociones y sensaciones físicas que nos sacan de la calma en situaciones en las que no nos está pasando nada en ese momento.
Normalmente el Tirano aparece como alguien cercano que quiere nuestro bien. Aunque sea para destruirnos, pero es porque… “no haces nada aquí”, “mejor te mueres porque molestas”, “si reclamas lo que es tuyo no te van a querer y te vas a quedar sola”,… Otras veces se puede confundir con nuestra conciencia ética de tan amable y razonable que parece.
Pero el Tirano siempre miente, y envuelve la mentira con una apariencia de verdad que permite al Niño huir momentáneamente de aquello que lo perturbó, tanto que todavía puede sentir la emoción o el dolor que quedaron asociados. El niño cogió o se dio a sí mismo ese argumento para no afrontar los conflictos que por ser un niño no podía ni estaba capacitado para afrontar. En aquel momento funcionó aunque fuera a costa de crear carencias más o menos graves en aquel niño o aquella niña. Y así crecimos, con la carencia y la falsa solución que termina convirtiéndose en crítica interna.
Cualquier argumento, cualquier pensamiento que vaya en contra nuestra, en contra de nuestro desarrollo como seres humanos es falso. Ya estamos vivos, no necesitamos permiso para estar vivos, la Vida misma ya nos lo ha dado. Ya somos humanos, en proyecto, pero humanos de principio a fin.
La crítica interna son sólo ideas,
podemos hacerles caso, o no.
Lo bueno de que el Tirano sean sólo pensamientos, ideas, conceptos,… es que podemos hacerles caso o no, y que no pasa nada si no los aceptamos de buenas a primeras como hemos hecho hasta ahora, no pasa nada si nos tomamos el tiempo que necesitemos para mirarlos más de cerca y ver si están a nuestro favor o en contra nuestra. Si nos ayudan o nos frenan.
Si hay algo que te repites a menudo y no estás muy seguro si es bueno o malo eso que das por cierto de ti mismo, de ti misma, haz esta sencilla prueba.

Ejercicio de percepción interna
Cómo identificar al Tirano
Pon en tu mente un lugar muy agradable para ti. Deja que tu mente recupere los olores, los colores, el aire del sitio. Lo a gusto que estabas. Tómate tu tiempo.
Mientras lo haces siente lo que hace el centro de tu pecho. ¿Cómo está? Deja que se llene de todo lo agradable de ese lugar. Tómate tu tiempo.
Ahora pon en tu mente esa frase o idea de la que quieres evaluar su apoyo. Siente lo que hace el centro de tu pecho. ¿Se abre o se cierra? Si se abre y sientes que te ayuda avanzar o, al menos, aclara tu camino, no es crítica. Si tu Corazón se cierra pregúntale qué es lo que no le gusta de esa idea.
Y ahora decides a quién quieres hacer caso.
Si no puedes identificar la crítica interna, déjate acordarte de algún momento real en que te sintieras frustrado o incomodado y mira lo que hace tu pecho, tu corazón. Y dile a tu Corazón que exprese en tu mente lo que pensaste antes de que se cerrara en aquel momento.
Y luego haces el ejercicio anterior.
(Si todavía no manejas bien tus sensaciones y emociones te recomiendo que te leas y practiques los ejercicios de estos posts anteriores:
Lo primero, siempre, tranquil@ – 1. El Miedo
Lo primero, siempre, tranquil@ – 2. El estrés
Cómo hablar con el Cuerpo, las Emociones, la Mente y el Alma
Cómo cambiar la respuesta emocional
Estos posts, leídos consecutivamente pueden ser considerados como un curso de educación emocional completo. Método gratuito QSELV. Si tienes alguna duda al leerlos o practicarlos, mándame un correo o escribe en los comentarios del mismo post, y estaré encantado de responderte.)
El Tirano no tiene porqué ser aceptado en ningún caso ya que impide la espontaneidad y el progreso en la Vida. Impide avanzar y resolver. Y, al fin y al cabo, no son más que creencias, ideas, pensamiento a los que podemos hacer caso o no, y no pasa nada. Si no es muy malo podemos incluso dejarlo estar, pero siempre que obtengamos un beneficio real al dejarle dar su opinión. Si no, despedido. Hazle el finiquito y a la calle, fuera de tu mente.
Además igual que critica hacia adentro, lo hace hacia afuera, a los demás. Y ya sabes, si no juzgamos, no seremos juzgados.
Seguiremos hablando de esto, mal que le pese a nuestro viejo conocido el Tirano, pero será en futuros posts.
Un saludo para ti, y muchos achuchones y alegría para tu Niño, para tu Niña. Muéstrale que el Tirano no es más que un gigante con pies de barro que no dice más que mentiras.
¡Que seas feliz!